Susana Rinaldi y un singular repertorio


Susana Rinaldi ya podría descansar en su fama. Tiene una voz consagrada y una carrera exitosa que le sigue ofreciendo compromisos laborales en el exterior. Sin embargo, la opción fue, luego de una estada de muchos años en Francia, donde se había radicado, volver cada vez más seguido a Buenos Aires para cantar. Así se fue dando una especie de retorno que vino de la mano de espectáculos en nuestro país, de participaciones en un disco de tango lounge, de incursiones en la electrónica y de un nuevo CD, En el underground , que llega ahora a las disquerías y que será presentado, en el teatro Avenida, a mediados del mes próximo.

Armó un buen grupo de instrumentistas para este repertorio y grabó un tema con la Orquesta de Leopoldo Federico. Pudo haber hecho un álbum tranquilito y formal pero no se durmió en los laureles.

El disco comienza con el tema que le da título y por el sendero más arriesgado: "En el underground", de Eladia Blázquez y Horacio Malvicino, una pieza hasta ahora inédita y rara. Parece escrita hace mucho tiempo porque ahí suenan vocablos como "punto" (para referirse a un hombre), "metejón" y "bulín", que poco se usan actualmente. Hasta underground suena anacrónico porque hoy simplemente se dice under. Y si se piensa en underground probablemente se le de una connotación que no es la que se sugiere aquí ("Drama eterno sin final", dicen los últimos versos de la canción).

Por otro lado, la composición tiene algo de musical y ciertas características de soundtrack porque sigue o acompaña como en una película a los dos protagonistas de esta historia. Sin duda, un comienzo atrevido para el disco.

Después viene "Garúa" que suena al principio nostálgica y luego trágica tanto por la voz como por el arreglo. Este es un álbum en que Rinaldi también parece haber querido poner a la actriz. Cantar no es lo mismo que actuar. Pero esta artista sabe meterse en ese juego para dar un poco de cada papel.

La placa tiene cambios de entorno constantes. Por allí aparece "Nieblas del Riachuelo", tema que, además del explícito entorno geográfico, lleva una decoración acorde con la interpretación vocal. Con poco volumen, con frases (generalmente las del estribillo) que suenan a modo de susurro, algo que es todo un detalle en una voz vehemente y caudalosa. La expresividad de esta pieza no pasa por el manejo de la media voz, sino por una actitud planteada de antemano.

En el repertorio también hay dos temas de Osvaldo Piro, con letra de Eladia. "La soledad" y "Milonga para Santiago" que, si bien no son estrenos, por ser prácticamente desconocidos de algún modo hacen el contraste con los clásicos elegidos para esta lista. Algo similar sucede con "Rebeldía", pieza de Juan Carlos Cobián y Enrique Cadicamo, que está lejos de ser una de las más elegidas por los cantantes de tango.

Y por ahí, en el medio, volverá a aparecer la soledad, pero según otros autores, con "Martirio", esa bella obra de Discépolo que la "Tana" sabe incluir en su repertorio en vivo, y con "Ventarrón". Claro que, como está pintada en dos personajes muy distintos, merece interpretaciones totalmente diferentes, como las que acá se escuchan.

Con propia firma

También hay algunas composiciones que llevan los versos de la protagonista: "Compañeros del alma", "Y París que vuelve", con condimentos que son, seguramente, autorreferenciales, y "En ese ayer", pensado como preludio de "Ventarrón".

En el inventario no hay que olvidar una muy tanguera versión de "Nuestro balance", de Chico Novarro, apenas acompañada por un bandoneón, que reluce junto a "Nieblas del Riachuelo" y a "La soledad" como lo más destacado de la placa. Las tres tienen en común un tipo de instrumentación que evita toda estridencia.

Hacia el final aparecen tradicionales como "El motivo" y "Yuyo verde", tema en que Rinaldi se deja llevar por las estrofas, a las que impregna de su particular estilo.

Hay algo que con este disco se mantendrá como una constante en la trayectoria de esta intérprete. Una vez más, Susana Rinaldi llamará la atención. Sin medias tintas, dividirá los oídos. A un lado, seguirán los que nunca fueron seguidores de su estilo, y del otro, los que la adoran por cada nuevo proyecto artístico que encara.(La Nacion)

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