Los álbumes comenzaron a conocerse en 1998 y el que termina de aparecer contó con invitados como Leopoldo Federico y Lidia Borda, y tiene el auspicio de la Academia Nacional del Tango.
Parecía un proyecto inalcanzable, hasta que Graciela Pesce decidió llevarlo adelante, cuando un comentario de su hijo Pablo, entonces de ocho años, le generó un muy serio desafío de realización impostergable.
“Mamá, me gusta el tango, pero no entiendo nada de nada sus letras”, fue la frase suficientemente movilizadora para que Graciela pusiera manos a la obra y, en poco tiempo, lograra darle forma -y fondo- al complejo emprendimiento, recomendado para chicos de entre tres y ocho años y también para adolescentes y adultos.
Maestra jardinera, tallerista, pedagoga y compositora, Pesce editó su primer disco de "Tangos para chicos" en 1998 y, dado el éxito obtenido de crítica y ventas, se lanzó a una saga que incluyó la parte 2 y la 3 de recién: "Tango para Chicos en los Jardines".
Es un delicioso álbum con invitados de la talla del maestro Leopoldo Federico, Lidia Borda y el ex cantante del grupo Arbol, Eduardo Schmidt, que logró llegar a las disquerías gracias al encomiable esfuerzo del sello argentino Típica Récords.
Pesce es autora de la letra y la música de catorce de los dieciséis temas, a quien además de cantar fenómeno, por este notable trabajo la Academia Nacional del Tango la calificó de “la maestra jardinera del tango”, agregando el elogio de “haberse atrevido, como nadie, a componer y cantarles tango a los chicos”.
El hipnótico bandoneón de Leopoldo Federico aparece en el famoso "Caminito", de Juan de Dios Filiberto; la voz atrapante de Lidia Borda le da brillo al vals "Amigos de oro", y la peculiar tonalidad de Eduardo Schmidt resulta inconfundible en la interpretación de "Mi pelota plastigom", tango que encierra la anécdota de un alumno de Graciela que, luego de escucharlo, le confesó a la profe que a él también le habían tajeado su balón de fútbol.
Para entender la referencia del chico, el estribillo dice: “Todo eso lo aprendí con mi pelota plastigom. Picado tras picado, perdedor o ganador. Le pido Doña Pepa que me la dé, ¡por favor! Prometo no tirarle a su balcón”.
Las anteriores experiencias tangueras para chicos, que al igual que la flamante contiene una temática actual, impregnada de giros cómicos para hacerla más atractiva, contaron también con importantes figuras populares, como Julia Zenko y Juan Carlos Baglietto.
Desde luego que los tangos de la primera edad están totalmente despojados del tradicional argumento del arrabal porteño de principios de siglo y de cualquier forma de lunfardo.
Ahora, los personajes de sus letras son niños con las urgencias de la vida cotidiana que no vacilan en soltar sus interrogantes y la ansiosa necesidad de obtener respuestas.
Graciela conquistó, a su vez, nada menos que a Horacio Ferrer, presidente de la Academia Nacional del Tango, quien destacó su “aporte lúcido y lleno de gracia”.
(La Prensa)
